miércoles, 7 de marzo de 2012

Osteocondritis

-La osteocondritis disecante de rodilla, (así es su verdadero nombre) es una enfermedad articular adquirida en la que existe una separación de un segmento del cartílago y de hueso subcondral. Se presenta con mayor frecuencia en articulaciones de carga como son la rodilla y el tobillo. 
Se trata de una patología enigmática en cuanto se refiere a la etiología, tratamiento y pronóstico. -Los mecanismos esenciales responsables de la enfermedad pueden ser de tipo constitucional, hereditario o vascular
Dependiendo que el cartílago este en continuidad o no, se clasifican en cerrada o abierta.
Hay una clasificación intraoperatoria en función de la integridad del cartílago y la estabilidad del fragmento
.Tipo I: Hay un reblandecimiento del cartílago pero sin brecha.
.Tipo II: Hay una brecha pero es estable.
.Tipo III: Un fragmento definido permanece parcialmente insertado (lesión en colgajo).
.Tipo IV: hay un cuerpo libre y un defecto osteocondral en la zona dadora.Dependiendo de que haya nexo de unión entre el hueso subcondral afectado y el lecho de la lesión, se clasifican en estables e inestables.Este criterio es fundamental para planificar el tratamiento a seguir. Sin embargo es difícil llegar a esta caracterización sin la visión quirúrgica. Aunque últimamente se a visto que con la resonancia Magnética se han conseguido unos criterios razonablemente precisos y que se aproximan, en cuanto a la predicción de la estabilidad de la lesión en un 85 % de correlación con los hallazgos artroscópicos.Los síntomas son variables y poco definidos. Lo más típico es que debute con dolor en la parte anterior de la rodilla sin antecedente traumático, también puede asociarse a inflamación, bloqueos y sensación de inestabilidad. El dolor y la incapacidad funcional se incrementan con la actividad física. En ocasiones hay claudicación, con una marcha en rotación externa de la tibia para evitar el roce de la eminencia tibial con la lesión de la osteocondritis en el cóndilo femoral interno. Parece ser que en la rotación interna y en la extensión, la eminencia tibial roza con la lesión produciendo dolor, y que la rotación externa aleja la eminencia tibial de la lesión, aliviando por tanto el dolor.Para tomar la decisión hay que tener en cuenta todos los factores acompañantes: clínica (sintomatología), edad, actividad deportiva, etc. Es evidente que no se debe intervenir a un anciano o a una persona sedentaria que no presente manifestaciones clínicas, pero sí a una persona "normal", con una actividad física moderada que produzca sintomatología inflamatoria. Mucho más si es un deportista en activo. Si se desprende el fragmento, es imprescindible retirarlo para evitar males mayores. En algunos casos, con un fragmento que no ha llegado a desprenderse totalmente, que no está libre dentro de la articulación, puede intentarse la síntesis por varios métodos. El más común consiste en "clavar" el fragmento al lecho óseo de base con unos clavos específicos. En cualquier caso, la decisión importante es si se debe o no intervenir. La elección de la técnica con la que se va a operar corresponde al cirujano.
Fase I: máxima protección: Duración 4 semanas - Objetivo: disminuir el dolor, disminuir la inflamación y reeducación muscular
Fase II: deambulación: Duración 4/6 semanas – Objetivo: aumento de la marcha, aumento de fuerza, aumento de resistencia, propiocepción.
Fase III: actividad
liviana: Duración: 6 / 12 semanas – Objetivo: mejorar lo hecho en la fase tres.
Fase IV: retorno deportivo: Duración: del 3º al mes – Objetivo: progresión de trote y carrera, giros y saltos.
 

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